MARÍA LUCÍA
La María Lucía ya deja asomar las ganas de
un hombre. Ya no nos mira a los ojos porque nos sabe sus hermanos. Pero nos
atisba el torso desnudo y sudado cuando rajamos y cargamos leña, se alela por
momentos en nuestras grandes manos callosas, y hasta la he visto oliendo mi
sombrero mientras descincha mi bestia. La María Lucía pasa ahora como una
sombra entre nosotros, que somos oscuro zumo y sombrío semen de estas montañas.
María Lucía precisa su luz bien lejos, al otro lado de las cordilleras, donde
hay valles y sol, y los hombres pueden ser alegres como sus perros.
FILOS
Es la hora en que las montañas
ocultan sus filos tras las neblinas, esos vahos de los dioses que no abandonan
a sus hijos relamidos por el monte y aromados por sus almizcles de sombra. Y no
sabemos qué nos causa más temor, si el eco de los gritos de los pájaros que no
se ven, si los filos transfigurando sus siluetas, si las neblinas engullendo
tenebrosamente el mundo o las sombras todas del universo, suaves serpientes que
se deslizan en silencio y anidan pecho adentro.
HOMBRES DE SOMBRA
Es la hora en que por estos montes de dios van sus
hombres de sombra vadeando al oscuro a iniciar su jornada. En los abajos de
nadie a la luz se la traga el cañón rocoso esculpido por la quebrada
silenciosa, esa que causa tanto temor.
Siempre sombras para estas montañas. Su única luz,
la sonrisa de las muchachas mientras ordeñan las vacas o despulpan el café. El
niño que las observa para aprender esos oficios, hace tiempo también es sombra.
Montuno, Hernán Vargascarreño. Ediciones Exilio,2016.
Hernán Vargas Carreño
Zapatoca, Colombia,
1960. Libros publicados: País Íntimo (2003); Piedra a piedra (2010); Tempus
(2014); antología El viaje (2014); y Montuno (2016). Ha recibido, entre otros,
los siguientes reconocimientos: Premio Nacional de Poesía Antonio Llanos (Cali,
2000), Premio Nacional de Poesía sin banderas, de la Casa de Poesía Silva
(Bogotá, 2003); Premio Nacional de Poesía José Manuel Arango (2010).
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